herraje

La deformación del casco en sentido vertical: orígenes, consecuencias y tratamiento

Introducción

El casco, como es bien sabido, experimenta un movimiento de expansión, es decir, de apertura y cierre de los talones en el plano horizontal, a cada ciclo de apoyo y elevación del suelo (Thomason,1998).

Foto 1
Fig. 1:
Marcas en la superficie superior de la herradura debidos a los movimentos horizontales de los talones
Además de la expansión, el casco presenta una notable amplitud de movimientos de los talones en sentido vertical con respecto a las estructuras internas del pie y de cada uno de los talones en relación con su talón contralateral.

Así es, son mayores los movimientos verticales que se pueden generar en los talones manipulando un casco descalzo que los movimientos de apertura y cierre de los mismos.
Estos movimientos en sentido vertical de la región posterior del pie descalzo permiten un acomodo parcial de la cápsula córnea a las irregularidades del terreno y, cuando el caballo efectúa un giro, contribuyen a disminuir las tensiones en sentido transversal sufridas por las articulaciones distales de la extremidad.

En el caso de caballos herrados con herraduras tradicionales, los movimientos verticales de los talones se ven limitados por la rigidez de las herraduras, mientras que los movimientos de expansión son los que principalmente quedan libres.
Foto 2
Fig 2:
Herrajes de plastico mantienen la mobilidád vertical de los talones

Deformación del estuche córneo en sentido vertical

Los caballos con defectos de aplomo, como desviaciones angulares (valgismo, varismo) y rotacionales (interiores: “estabado”; exteriores: “izquierdo”), y con combinaciones de estos defectos presentan invariablemente cascos asimétricos.

Existe una relación directa entre la forma que toma el casco y la conformación de la extremidad a la que pertenece.
Así, por ejemplo, un simple varismo del menudillo llevará a un casco lateralmente más estrecho (pequeño) y medialmente más desarrollado; una mera rotación medial del dedo, a un casco “diagonal”, con la correspondiente atrofia del talón medial y la lumbre lateral.

Foto 3
Fig. 3:
Casco adaptado en su forma a la rotación medial del dedo (estebado).
Estas adaptaciones del perímetro plantar del casco son útiles para el caballo, pues disminuyen las palancas biomecánicas en las articulaciones distales.

Articulaciones, básicamente “en forma de bisagra”, evolucionadas por excursiones de flexión y extensión en el plano sagital del caballo (Castelijns, 1994).
Foto 4
Fig. 4:
Representación esquematica de la adaptación de la forma de los cascos en caso de rotaciones. Notense la diminución de las palancas articulares.
El objetivo del aplomado correcto es mantener paralelos los espacios de las articulaciones interfalángeas. (Serteyn,1995).
Foto 5
Fig. 5:
Radiografia para la evaluación de los espacios articulares segundo Serteyn.
Además de la útil adaptación de la forma del casco al aplomo defectuoso, estos cascos se deforman fácilmente. La deformación del estuche córneo o de partes del mismo se puede constatar observando el decurso de los túbulos córneos; los túbulos córneos doblados en su trayectoria de la corona al borde distal del casco señalan una deformación, que no debe confundirse con la adaptación fisiológica del casco al aplomo. Son ejemplos de ello: paredes dorsales de perfil cóncavo, talones huidizos, concavidades de la muralla lateral o medial.

La cápsula córnea también se deforma fácilmente en sentido vertical y sobre todo en sus regiones posteriores, donde el engranaje laminar no está anclado al rígido dorso de la tercera falange sino a esas estructuras flexibles que son los cartílagos ungulares.

La deformación vertical de los talones se puede constatar observando (y palpando) la corona y su decurso (vistos de lado), (foto) comparando la altura respectiva de los dos pulpejos y midiendo la longitud de cada talón desde la corona hasta el borde distal del casco.
Foto 6
Fig. 6: 
Talón deformado en sentido vertical
Fig. 7:
vista posterior y de lado.
Foto 7

Consecuencias

Las consecuencias de un talón / pulpejo subido, situación generalmente asociada a una pared localmente derecha (hipocónica), pueden ser las siguientes:

  • · Progresiva estrechez del talón con múltiples ceños circulares por debajo y paralelos a la corona situada encima; 
  • · Progresiva hipoconicidad que puede llegar a convertirse en conicidad inversa (esquema) (definible come una de las formas de verdadera deformación también en sentido transversal, ya que los túbulos córneos en este caso están plegados hacia el interior); cuartos descendientes, espontáneas, sangrantes

En realidad estas consecuencias, aquí descritas en orden progresivo de gravedad, se deben, en primer lugar, a uno o varios defectos de conformación de la extremidad afectada y, además, se ven complicadas por la excesiva longitud del casco (cuanto más largo es, más se puede deformar, tanto en sentido transversal como vertical).
Incluso el propio herrado, imprescindible para la mayor parte de los caballos, puede agravar las deformaciones, en concreto, la subida de un pulpejo / talón con respecto al contralateral, ya sea al limitar los movimientos verticales normales de los talones, ya sea a causa del incremento progresivo de la longitud del casco herrado en el intervalo de tiempo entre dos herrados.

La última consecuencia, es decir, los cuartos en las cuartas partes / talones, descendientes y espontáneas (no por trauma exterior sino por presión interior), se debe al progresivo aprisionamiento en sentido proximal del cartílago ungular por parte de la pared levantada y verticalizada. En el momento del apoyo, los cartílagos ungulares se abren e inclinan hacia afuera bajo la acción de las falanges media y proximal, que se horizontalizan, comprimiendo la almohadilla plantar y arrastrando hacia abajo los bordes proximales de los cartílagos por la acción de sus ligamentos condropodales.

Foto 8
Foto 9
Fig.8 – 9:
Cartilagos ungulares a reposo y en apoyo, disección y imagenes por cortesia de Michael T. Savoldi.
En un pie simétrico, cónico - normal y con coronas de decurso lineal (observado de lado) existe un amplio espacio de expansión para los cartílagos ungulares por encima del borde proximal de la cápsula córnea, o sea, de la corona. En caso de pared marcadamente verticalizada y torcida en sentido proximal (hacia arriba), este espacio desaparece y la inevitable expansión del cartílago traumatiza desde el interior la corona y las láminas proximales, dando lugar a un cuarto descendente, a menudo sangrante y causante de cojera.
Foto 10
Fig. 10:
Cuarto reciente, notar la deformación de la corona.

En el examen clínico del pie afectado por un cuarto espontánea - descendiente en cuartas partes, resulta fácilmente verificable que:

  • a) El cuarto arranca siempre en torno al punto, visto lateralmente, en que la corona abulta más (una especie de “joroba”).
  • b) El margen proximal del cartílago, palpable, que sobresale libremente por encima de la corona en ese punto, es muy inferior a lo normal o al margen libre a nivel del talón contralateral en los pies asimétricos.
Foto 11
Fig. 11:
Palpación y medida del borde proximal del cartilago ungular que asoma por encima del casco.

Tratamiento de los talones subidos

La marcada asimetría de algunos cascos y la facilidad con que, como consecuencia de ello, se verticaliza y levanta la pared en un talón se deben a defectos de conformación de la extremidad a la que pertenece el casco.
El problema que se plantea es el de “reequilibrar” el casco sin alterar la alineación esquelética en su interior, que debería mantener los espacios articulares paralelos (Serteyn). Concretamente, habría que disminuir las deformaciones verticales de la corona sin alterar el eje digital en sentido transversal.
Un método eficaz, pero que no se puede calificar como conservador, para conseguir dicho reequilibrio es la realización de un surco subcoronario en todo el grosor de la pared (hasta el corion laminar) a nivel de la pared levantada. Este método se aplica en ciertos casos de laminitis y puede resultar aconsejable ante determinados cuartos descendientes, crónicos y recidivantes en las cuartas partes (Pires,1991).

Foto 12
Fig. 12:
Surco subcoronario para bajar la corona.
A pesar de su eficacia, al ser un método relativamente cruento y radical, es improbable que sea acogido con entusiasmo por los propietarios, a menos que se trate de casos de absoluta necesidad.
Como alternativa, se puede lograr un descenso de hasta 7 mm de media de la pared levantada en las cuartas partes, adoptando un método más conservador. Una vez aplomado el pie (preferentemente en caliente), para conseguir el deseado alineamiento del eje digital, se procede a un ulterior recorte de la pared, que va progresivamente de la lumbre al talón, en correspondencia de la zona levantada de la corona. 

En el momento de fijar la herradura con los clavos, cuando esta se coloque sobre el casco asi aplomado, se tendrá un apoyo que irá de una lumbre hasta el talón contralateral, suprimiendo el contacto por debajo de la pared que se quiera hacer descender.

Tras fijar firmemente los clavos correspondientes a la zona de apoyo (uno en la lumbre, todos por la parte contraria) (foto -) y dejar al caballo apoyado sobre la extremidad en cuestión mientras se procede al herrado de las demás extremidades, se observará que una supresión de apoyo de hasta + / - 7 mm, a la altura del talón levantado, habrá desaparecido en pocos minutos gracias a la bajada de la pared de encima.
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Foto 14
Fig. 13 – 14: 
Falseo y su desaparición, notar la bajada del talón lateral (izq.)
Con este sistema (Daniel Anz), aplicando métodos relativamente sencillos, se logran discretas realineaciones de las deformaciones en la corona. En caso de deformaciones verticales importantes, puede ser útil recurrir, para el apoyo, a otras estructuras del pie, como la ranilla, la barra contralateral y parte de la suela. A dichas estructuras se acomodarán herraduras cerradas, de corazón y / o plantillas y capas de soporte solar (silicona, poliuretano) dejando siempre la supresión de apoyo debajo de la zona levantada (Castelijns,2005).
Foto 15
Fig. 15:
Uso de plantilla y poliuretano de soporte para distribuir el apoyo.

Conclusión

Los caballos con importantes defectos de aplomo, especialmente rotacionales, y aún más si se presentan asociados a defectos angulares, tienden a recaer en la deformación de sus cascos en sentido vertical. Por ello, las técnicas que es necesario aplicar en tales casos a menudo no consisten en intervenciones discretas ni resolutivas puntuales, sino que forman parte de todo un tratamiento, cuidadoso y prolongado, de sus extremidades y cascos, dirigido a la prevención y encaminado a alargar su vida útil. Gran parte del éxito de la labor de prevención reside también y sobre todo en el riguroso respeto de unos intervalos breves, si es posible, entre herrados consecutivos.
Los aplomos defectuosos de un caballo adulto no se pueden “corregir” sino que solamente se pueden tratar; el período de corrección de los aplomos corresponde a los primeros meses de vida del potro, cuando los cartílagos de crecimiento se hallan activos todavía.

“Los cuartos (descendientes) en las cuartas partes son como los viejos amigos; cuando menos te lo esperas vuelves a encontrártelos ahí delante.”  Jaume Marès

Un agradecimiento a Michael T. Savoldi

Hans Castelijns D.V.M. - Certified Farrier
Doctor en Medicina Veterinaria y Herrador

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